Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Caracas
Subprograma de Especialización en Lectura y Escritura
Taller: Promoción de la lectura y escritura
Instituto Pedagógico de Caracas
Subprograma de Especialización en Lectura y Escritura
Taller: Promoción de la lectura y escritura
Participante: Rona Ortiz
Cohorte: 2007-II
Cohorte: 2007-II
Conclusiones a partir de ¿Política Nacional de Lectura?
Meditación en torno a sus límites y condicionamientos Pedro Gerardo Rodríguez
El fomento de la lectura y escritura como actos esenciales para el desarrollo de la sociedad se ha visto regido por un conjunto de políticas cuyas acciones han sido insuficientes y dispersas que no han alcanzado los efectos esperados pues, ambos actos continúan siendo propósitos inalcanzables e inconclusos.
Una política nacional de lectura de acuerdo a los criterios manejados por Rodríguez (1995) ha de enlazarse con las variadas prácticas desarrolladas por los usuarios de la lengua para llevar a cabo su comunicación, en otras palabras, ha de estar inmersa en su cultura y relacionada íntimamente con la realidad propia de esos hablantes, a fin de que ello pueda propiciar un vínculo más estrecho y efectivo entre el individuo y el acto de leer. Por otra parte, la promoción de la lectura y escritura ha de propasar su mera la funcionalidad, es decir, dejar de ser vista como simple requisito escolar y como un cumplimiento de funciones específicas tales como llenar una planilla, echando un vistazo a una tira cómica, etc.
Por otra parte, la eficacia de una política nacional de lectura tiene necesariamente que yacer en “un consenso construido con y entre hablantes”, ya que la práctica de la lectura no puede imponerse mucho menos sin considerar la realidad y cultura a la que pertenece tal grupo de usuarios de la lengua; en definitiva, es conectar la práctica social de la lectura con la cultura y con el mundo donde, coexisten diversas posturas, perspectivas y creencias en torno a lo que es leer y escribir; hablar y escuchar.
Finalmente, en consonancia con el escritor, creo que una política nacional de lectura ha de asumir el hecho de que hay una porción de hablantes para quienes la lectura y la escritura son irrelevantes y en oposición a ello, la oralidad les resulta imprescindible, ya que de ella depende su cultura; por tanto, una política nacional de lectura ha de crear espacios para que se lea y se escriba sin temor a equivocaciones.
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