La tortuga y la hormiga
En un pozo, una tortuga a cierta hormiga decía:-En este mísero invierno, dime, ¿Qué comes, amiga?-Como trigo –le responde- y maíz y otras semillas, de las que dejo en otoño mis bodegas bien provistas.-¡Ay!, ¡Dichosa tú! –exclamaba la tortuga muy fruncida ¡Qué buena vida pasas! ¡Qué bien te tratas, vecina! Mientras yo, ¡pobre de mí! en este pozo metida todo el año, apenas como una que otra sabandija.-Pero en ese largo tiempo,¿qué haces? –pregunta la hormiga. Y la tortuga responde: -Yo, la verdad, día por día me estoy durmiendo en el fondo de este pantano o sentina, y es raro verme en el suelo arrastrando la barriga.-Pues entonces no te quejes –le contesta la hormiguilla- de las hambres que padeces, ni de tu suerte mezquina: porque es ley natural, y al hombre también se aplica, que al ser que nunca trabaja, la penuria lo persiga.
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